Pauli, con la claridad que lo caracteriza, expuso lo que cualquier argentino de bien entiende como una obviedad: sin seguridad no hay libertad, y sin una retribución justa para quienes nos protegen, el sistema colapsa. La ecuación es simple: si no se remunera correctamente a los agentes del orden, la delincuencia se incrementa, el narcotráfico se fortalece y el ciudadano honesto queda desprotegido. «Es un desastre el manejo del gobierno de Melella en materia de seguridad», expresó el diputado.
Los policías de Tierra del Fuego, como los de todo el país, merecen salarios acordes a su sacrificio. No podemos seguir tolerando que la casta siga beneficiándose a costa de los que trabajan y arriesgan su vida por nosotros. Es hora de terminar con la hipocresía y poner las prioridades donde realmente importan.