Insultos, delirios y una retirada que expone el final de una era

Agustín Coto: «El kirchnerismo está desbordado»
Guillermo Francos
Mientras el oficialismo gobierna con firmeza y hechos concretos, el kirchnerismo recurre a la descalificación y los papelones en el Senado. La desesperación del kirchnerismo se hace cada vez más evidente, y su falta de respeto hacia las instituciones ya no sorprende, sino que confirma lo que millones de argentinos ya perciben: estamos ante el ocaso definitivo de una fuerza política que perdió el rumbo hace tiempo y que hoy sólo sobrevive a través del griterío, los agravios y los discursos desquiciados.

El último episodio vergonzoso tuvo lugar este miércoles, durante el informe del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en el Senado de la Nación. Lo que debía ser un espacio de diálogo y rendición de cuentas terminó siendo escenario de una agresión insólita por parte de la senadora ultra K Cándida Cristina López, representante del kirchnerismo fueguino, quien no dudó en tildar de “mentiroso” al funcionario nacional en plena sesión.

La reacción de Francos fue tan digna como comprensible: «No tolero que me falten el respeto. ¿Para qué me voy a quedar, si no me creen?», declaró ante medios acreditados antes de retirarse del recinto, visiblemente harto de la violencia verbal de un sector que no admite ni el mínimo debate sin recurrir al ataque personal.

El legislador fueguino de La Libertad Avanza, Agustín Coto, fue contundente al respecto: “La desesperación del kirchnerismo se traduce en falta de respeto tan rápido y tan fácil que ya sorprende. Por suerte, en octubre, esta señora y sus desvaríos serán parte del pasado del Senado. Y en 2027, todo el kirchnerismo será el pasado de Tierra del Fuego”. Una frase que sintetiza el sentir de gran parte de la ciudadanía, harta de los atropellos de una dirigencia que ya no representa a nadie.

Desde el oficialismo, se gobierna. Se ordena la economía, se bajan la inflación y el gasto, se promueve la inversión privada y se lucha contra la corrupción enquistada por décadas. Mientras tanto, desde la oposición kirchnerista, sólo llegan insultos, pedidos de indulto para condenados por corrupción y shows mediáticos cada vez más alejados de la realidad.

La diferencia es clara. El pueblo argentino lo sabe. Y por eso, como bien señaló el legislador Coto, el final del kirchnerismo ya comenzó. Primero en el Senado. Luego en Tierra del Fuego. Y, en 2027, en todo el país.

 

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