La interconexión eléctrica entre Santa Cruz y Tierra del Fuego es mucho más que una obra de infraestructura: es la puerta de entrada a un desarrollo energético seguro, estable y competitivo para toda la provincia. Durante décadas, Tierra del Fuego funcionó con un sistema eléctrico aislado y vulnerable, limitado por su geografía y por la falta de planificación de gobiernos anteriores.
Con esta nueva línea de 500 kV —la más alta tensión en la red nacional— la isla quedará conectada al sistema interconectado nacional, permitiendo un abastecimiento constante, menores costos, más previsibilidad para la industria y una drástica mejora en la calidad de vida de los fueguino. Para Tierra del Fuego, esta interconexión no solo mejora el suministro: abre la puerta al desarrollo de nuevas industrias, hace más competitiva a la provincia y refuerza su importancia geopolítica como extremo austral del país.
Esta megaobra será financiada íntegramente por el sector privado, sin gasto fiscal. Se ejecutará bajo un esquema de concesión de obra, donde las empresas realizarán las inversiones a cambio de un cargo tarifario que pagarán únicamente los usuarios beneficiados. Mientras el sistema eléctrico nacional colapsaba por falta de inversión, en los últimos 20 años se dilapidaron US$ 150.000 millones en subsidios financiados con emisión monetaria e inflación. Apenas se ejecutó el 38% de las obras necesarias, y el 35% de la infraestructura actual está al final de su vida útil.
Ahora, con este nuevo paradigma, se invierte donde se necesita, sin agrandar el gasto público, y con impacto directo en la calidad del servicio.